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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Los fósiles

Hola, soy Pablo y en este blog os voy a hablar de fósiles y cosas relacionadas con éstos.
También os voy a enseñar mi colección particular y recomendaciones sobre lugares donde se pueden ver fósiles.
Si tuvieseis alguna duda sobre algo, me la podéis preguntar en comentarios.


Aquí arriba podéis observar un fósil de un Tribachidium, la primera bacteria que existió, data del precámbrico, unos 3500 millones de años.
Desafortunadamente, yo no poseo este ejemplar.
 
Introducción a los fósiles
 
Es casi imposible estimar el número de organismos que han vivido en la Tierra, pero sólo una mínima parte de ellos se ha conservado como fósiles.
Podemos definir a los fósiles como todo resto de organismos, animales y vegetales que han vivido en el pasado y que se han conservado hasta nuestros días gracias a unos fenómenos llamados procesos de fosilización. 
 
Fósil es un término que deriva del latín foedere, que significa excavar, indica aquello que se obtiene excavando. La ciencia que estudia los fósiles es la paleontología.
El término paleontología está formado por las palabras griegas: palaios,que significa antiguo, on, que significa organismo y logos, que significa tratado.
La historia de la paleontología puede dividirse en tres períodos destacables:
La paleontología clásica
La paleontología medieval y renacentista
La paleontología moderna
 
La paleontología clásica: los fósiles llamaban la atención de filósofos y naturalistas griegos. Pitágoras, Herodoto, Tales... habían intuido que las conchas fósiles fueron restos de organismos que vivían en un mar que hace tiempo cubría esa zona.
Aristóteles conservó algunos peces fósiles y explicó su presencia mediante el concepto de una vis formativa, que se había desarrollado a partir de unos huevos dispersados dentro del barro durante el diluvio.
Con su gran obra Historia Naturalis, Plinio contribuyó al concepto de varios fenómenos naturales, desarrollada en 37 libros, que alcanzó una gran difusión durante la Edad Media.
 
La paleontología medieval y renacentista: durante todo el período medieval, prevalece el pensamiento de Aristóteles y sus discípulos (la cosmología de Aristóteles retardó el avance de la ciencia hasta 1600). El árabe Avicena, aceptó aquella teoría y retomó la hipótesis de la generación espontánea, según la cual una vis plastica era capaz de dar a las piedras formas semejantes a los animales pero sin llegar a darles vida.
En 1282, el monje Ristoro d´Arezzo, en su manuscrito Composizione del mondo, resume todos los conocimientos cosmológicos y hace unas importantes observaciones y consideraciones. Ristoro se puede considerar el primer escritor medieval que reconoce un origen orgánico y marino a los fósiles.
El término fósil, fue utilizado por primera vez por Georg Agricola.
Posteriormente, numerosos investigadores, reconocen la teoría y comienzan a describir especies y a descubrir la importancia de los fósiles para conocer la edad relativa de las rocas.
A finales del siglo XVIII, se fundan las bases de la sistemática moderna.
 
La paleontología moderna: Georges Cuvier, con su gran obra Ossement fossiles, es considerado el fundador de la paleontología de los vertebrados de de la anatomía comparada (esto es, el estudio de las analogías y diferencias de los órganos y aparatos entre las diversas formas animales: de una importancia fundamental para el desarrollo de la teoría de la evolución. Éste investigador, descubrió por ejemplo que los ovíparos aparecieron sobre la Tierra antes que los vivíparos y que de estos últimos había más especies en el pasado que en el presente. Cuvier, siempre defendió la teoría catastrofista, según la cual una catástrofe general había destruido una y otra vez la vida en determinadas regiones, las cuales se poblarían mediante migraciones de organismos procedentes de áreas limítrofes.
Jean Baptiste Lamarck, dio un gran impulso a la sistemática de los invertebrados, defendiendo con una base científica la problemática ligada al origen de los organismos mediante la diversificación natural y no catastrofísta.
En la segunda mitad del siglo XIX, con la famosísima obra On the origin of the species y su teoría de la evolución, se consolida a la paleontología moderna.
En 1861, se descubre en las calizas de Solnhofen, Baviera, el Archaeopteryx graphica, un fósil del jurásico que presenta características comunes con aves y reptiles: por primera vez- y sólo a dos años de la publicación de la obra de Darwin- un hallazgo fósil permite sostener la hipótesis de una relación evolutiva entre dos clases.
La segunda mitad del siglo XIX y los comienzos del siglo XX van a ser recordados por los importantes descubrimientos e interesantes conceptos que se desarrollan.
Alcide d`Orbigny por sus investigaciones sobre los invertebrados; Louis Agassiz por la manografía sobre los peces fósiles; Richard Owen por su estudio de los reptiles del mesozoico y las aves; Edouard Lartet por ser el fundador de la paleontología humana; Karl Alfred von Zittel por ser el autor de un importante tratado de la paleontología; John Woodward: un gran paleoictiólogo y finalmente Orthenio Abel por ser el cultivador de la paleobiología y autor del libro Animali del passato.
 
Los procesos de fosilización
 
 
La condición fundamental para que un organismo se conserve en el período inmediatamente superior a su muerte es que sea sustraído a la acción de los agentes químicos, físicos, mecánicos y biológicos como, por ejemplo, la acción de las bacterias, de animales carnívoros, y al denominado transporte post mortem.
Este último es un fenómeno muy frecuente por el cual, después de la muerte, un organismo es transportado por corrientes marinas (u otras) a un lugar muchas veces muy distante del origen; durante este trayecto el cadáver puede experimentar una transformación tal que se vuelva irreconocible.
Para que se active un proceso de conservación es por tanto fundamental que el organismo se recubra rápidamente de sedimentos que lo liberen incluso de las acciones destructivas debidas al transporte y al ataque de gran parte de aquellos animales que se nutren de cadáveres. De todo lo dicho anteriormente se deduce que el hallazgo de un fósil en un determinado sedimento no permite tener la certeza de que el organismo haya vivido y muerto en este lugar.
 Cuanto más pequeñas sean las dimensiones de los granos que constituyen el sedimento que va a cubrir el organismo y mayor sea la velocidad de sedimentación, tanto mejor resultará el aislamiento de los restos del ambiente circundante y por tanto más detallada será su fosilización.
 Los procesos de fosilización son muy variados y a menudo muy complejos, pero para simplificar podemos distinguir claramente dos tipos principales: fosilización sin modificación y fosilización con modificación.
 
Fosilización sin modificación: en este grupo se encuentran: la momificación, la inclusión en ámbar y la cerificación.
 
La momificación: la fosilización por momificación conlleva la conservación incluso de partes muy delicadas del animal. Se da sólo si el sujeto experimenta tras la muerte una rápida e intensa deshidratación; a tal próposito se menciona la conservación en asfalto y betunes fósiles, la salificación y la congelación, proceso que ha fosilizado a los famosos mamuts hallados en la tundra siberiana recientemente, con carne, piel y pelo.
 
 
 
La fosilización en ámbar: ésta conlleva por el contrario, la conservación sobre todo de insectos y arácnidos y restos vegetales que fueron englobados en las resinas que goteaban a lo largo de los troncos de coníferas cenozoicas.
 
 
 
Muy a menudo, se trata de restos de animales y vegetales de ambientes tropicales, en ocasiones excepcionalmente bien conservados, visibles incluso a simple vista en la variedad transparente de este material y objeto de estudios paleontológicos.
Los yacimientos de ámbar más importantes  son los del Báltico y la República Dominicana; no menos famosos son los de Rumania (ámbar marrón amarillento llamado rumenita) , Francia, España e Italia.
 
La cerificación: la fosilización por cerificación es un proceso muy raro que sucede cuando un organismo es englobado en la ozoquerita, que es un hidrocarburo sólido también conocido como cera fósil. Este tipo de fosilización conserva casi perfectamente numerosos vertebrados en Rumania y la antigua Checoslovaquia.
 
La fosilización con modificación: en este grupo se encuentran: la mineralización, la incrustación, la carbonificación, la bioinmuración, el molde...
 
Mineralización: la mineralización es uno de los procesos de fosilización más extendidos: las partes esqueléticas de los organismos englobados en el sedimento son sustituidas por sales minerales que circulan saturadas por el propio sedimento.
Las sustancias minerales más comunes son el carbonato cálcico, el sílice (en forma de cuarzo, ópalo o calcedonia), la pirita y el fosfato cálcico.
El proceso de fosilización por mineralización puede darse por impregnación, produciéndose el completo rellenado de los huecos por parte de las sustancias minerales con la desaparición de la estructura original; o por sustitución molecular, en la cual se mantiene la estructura original pero es modificada lentamente, molécula a molécula, la composición química (es el caso de los troncos de árbol silicificados, de los caparazones de los organismos marinos y de los huesos de los vertebrados).
 
 
Arriba: tronco de árbol silicificado.
 
Fosilización por incrustación: el proceso de fosilización por incrustación se verifica, sin embargo, cuando el organismo, puesto en contacto con agua rica en carbonato cálcico, es rápidamente recubierto por una costra calcárea; esto sucede únicamente en la cercanía de fuentes de agua particularmente rica en calcio. En el caso de que el organismo se disolviera, quedaría su impronta en negativo.
Otro proceso de fosilización en el cual se conserva  la impronta del organismo se produce cuando, por ejemplo, una concha es inicialmente rellena de sedimento y, posteriormente se disuelve. En este caso si permanece una impronta de la superficie interna de la concha (el considerado modelo interno) mientras que la concha presentaba una determinada ornamentación, bajo el modelo se formará la imagen ( en negativo) de la propia ornamentación.
 
 
Negativo y positivo de un fósil.

 
Bioinmuración: este tipo de fósiles subsumen otro organismo en su formación, dejando una impresión de dicho organismo dentro del fósil.
Normalmente ocurre con organismos de esqueleto sésil, como las ostras.
 
Recristalización: ocurre cuando la concha o el caparazón de un animal es sustituida por un cristal (como aragonita o calcita) sin perder su forma original.
 
Carbonificación: por último el proceso de fosilización por carbonificación afecta sobre todo a los vegetales y necesita un ambiente reductor, privado de oxígeno.
La carbonificación está ligada a la acción de bacterias específicas  que provocan la eliminación del nitrógeno, del oxígeno y del hidrógeno presentes en la sustancia vegetal, con el consiguiente enriquecimiento relativo en carbono.
El lignito señala la fase inicial del proceso de carbonificación, mientras que el grafito señala la final.
 
 
 ¿Qué son los fósiles guía?
 
Los fósiles guía son aquellos organismos que durante su existencia tuvieron una vida breve y en un período determinado, y una amplia difusión geográfica (siendo fósiles exclusivos de niveles estratigráficos muy limitados. Son usados para determinar una edad, hacer correcciones o la datación de rocas. Los fósiles guía más característicos pertenecen en su mayoría a especies marinas, en particular a las pelágicas, típicas del mar abierto y profundo. Estos fósiles, al tener una difusión tan amplia, pueden servir para relacionar lugares muy distantes en el mundo.
Entre los fósiles guía más importantes destacan:
-Trilobites y graptolitos para el paleozoico.
-Ammonites y belemnites para el mesozoico.
-Foraminíferos y bivalvos para el cenozoico.
 



 
 
Parecen fósiles...¡pero no lo son!
 
 
Cuantas veces nos hemos encontrado alguna roca similar a un cráneo o helecho y hemos dicho: otro fósil. Pues revisa tu pieza, porque podías estar ante un falso fósil.
Cuanto te hayas leído esta sección podrás más o menos diferenciar entre los tipos de objetos que no son fósiles.
Hay tres grandes grupos de objetos que parecen fósiles pero no lo son:
 -Pseudofósiles: son cualquier objeto pétreo de origen no orgánico que se parecen enormemente a un fósil. Casi siempre, son simples rocas o cantos rodados que por alguna razón se han erosionado formando una forma curiosa y similar a la de un fósil.
 
 
Arriba: pseudofósil con forma de huevo.
 
 
-Dendritas: las dendritas son ramificaciones de colores muy variados y apariencia musgosa sobre superficies de rotura, exfoliación o estratificación. Son muy normalmente confundidas con helechos o algas fósiles. Aunque no tienen un origen orgánico, sino que son restos de soluciones férricas o de manganeso. Estas soluciones penetraron en las superficies de estratificación, rotura o exfoliación a través de finas grietas capilares tras la petrogénesis, después se evaporó el agua y los compuestos de hierro o manganeso permanecieron en el interior. Son muy comunes las dendritas sobre cuarzo o pirolusita.
 
 
Arriba: dendrita fósil.
 
 
-Falsificaciones: simplemente son falsos fósiles tallados en la piedra o hasta de plástico que se venden en algunas tiendas como si realmente fuesen fósiles. También se ha llegado aha dar el caso en algunos lugares de falsificaciones de fósiles escondidas por el campo para que la gente que se lo encuentre crea que ha encontrado un fósil.
 
 
 
 
Arriba: falsificación de un fósil.